Este joven de 15 años ha robado 24 millones en criptomonedas, pero su historia ha levantado muchas preguntas

Este joven de 15 años ha robado 24 millones en criptomonedas, pero su historia ha levantado muchas preguntas

¿Cómo consigue un joven de 15 años hacerse con un botín de 24 millones de dólares en criptomonedas? Esta es la increíble historia de cómo un hacker se convirtió en el joven más rico de Estados Unidos.

Este joven de 15 años ha robado 24 millones en criptomonedas, pero su historia ha levantado muchas preguntas Los hackers se especializaron en criptomonedas debido a la descentralización de esta tecnología CriptoNoticias

¿Imaginas tener dotes para el uso y desarrollo de programas informáticos y ver que puedes hacerte con un botín de 24 millones de dólares? Esto es justo que hizo un joven de 15 años en 2018. Aprovechando sus increíbles conocimientos en técnicas de hackeo, consiguió hacerse con este tesoro a costa de un multimillonario. Tras todo este tiempo, Ellis Pinsky, que es como así se llama esta persona, afirma no tener nada de aquello que sustrajo. ¿Qué hay de verdad en esta historia?

La revista RollingStone ha llevado a cabo un análisis de una serie de episodios que bien podría ser la trama de una película de Hollywood. En esta curiosa historia podemos encontrar, desde una vida llena de lujos hasta un momento en el que tuvo que encañonar a un par de ladrones que sabían de su paradero. Ganar más de 24 millones de dólares en criptomonedas le permitió a Ellis Pinsky conocer diversos estados emocionales en muy poco tiempo.

Veamos, por tanto, por qué una película basada en su historia sería todo un éxito, cuáles son los motivos de que a día de hoy no tenga nada y, por supuesto, qué motivos han llevado a que no se encuentre, a día de hoy, en una cárcel. Ellis Pinsky, en la actualidad, está estudiando en la Universidad y, por supuesto, se encuentra muy alejado del estilo de vida que llevó durante un tiempo gracias a su poder adquisitivo.

Cómo un joven de 15 años consigue robar 24 millones de dólares en criptomonedas

Corría el año 2018 y, en plena, efervescencia del mercado de las criptomonedas, el número de plataformas encargadas de la compraventa de estos activos no parecía parar de crecer. Esto, para una persona próxima al desarrollo de actividades de hackeo, era carne de cañón para poder acceder a depósitos de este tipo de valores digitales. Este joven, de origen ruso, vivía en Irvington, Estado de Nueva York al calor de una familia de clase media estadounidense. En un día, consiguió acceder a una plataforma en la que un multimillonario había depositado unos cuantos millones de dólares.

Pinsky comenzó a jugar a videojuegos y a moverse en entornos digitales relacionados con el mundo del espionaje informático. Allí conoció a personas influyentes, las cuales le ofrecían sus conocimientos a cambio de favores. Este tipo de favores consistía, básicamente, en ganarse la confianza de empleados de redes sociales y empresas relacionadas con la seguridad informática. Cabe destacar que, para este tipo de trabajos, Pinsky tenía una especie de don, ya que, en varias ocasiones, conseguía la información que se proponía.

Un día, uno de sus colegas en el ámbito del hackeo, se puso en contacto con él al haber descubierto un fallo de seguridad en una plataforma de criptomonedas. Tras acceder a los servidores de la misma, vieron que en la base de datos figuraba un único cliente que poseía millones de dólares depositados. Michael Terpin fue la víctima de uno de los mayores robos de criptomonedas de la historia. Tras comprobar que tenía invertidos 900 millones de dólares en Ethereum comprobaron que esta persona era la indicada para cometer el robo.

Pudieron acceder a su tarjeta SIM y, gracias al rastreo de la información, comprobaron que también poseía fondos en Counterparty, una plataforma cuyos niveles de seguridad no eran los más altos. Así pues, pasaron al ataque para obtener la información que estaban buscando. Triggers, una desconocida criptomoneda hasta aquel momento, aparecía como una de las inversiones del señor Terpin. Tenía un total de 3 millones de unidades de dicha divisa, algo que no permitía conocer el valor real de la inversión.

Tras analizar la cotización de dicha inversión, se comprobó cómo el monto total en aquella operación ascendía a 24 millones de dólares. Con el objetivo de determinar si habían hecho bien el proceso, el propio Pinsky transfirió una pequeña suma de dinero a su cuenta personal, hecho que permitió posteriormente seguir el rastro al magnate. Sea como fuere, lo cierto es que pudieron ver cómo los fondos se ingresaban correctamente en la cuenta del joven, por lo que se llegó a la conclusión de que todo había ido sobre ruedas.

A base de ingeniería fiscal y colaboración de otros hackers, se pudieron mover las criptomonedas rápidamente hasta terminar siendo depositadas en una cuenta creada al efecto. Tras ello, se fue a dormir sabiendo que al día siguiente tenía instituto.

Posteriormente, llevó una vida sin grandes cambios, pero lo cierto es que algún que otro capricho sí se dio. Buena prueba de ello era su vestimenta. Al parecer, los conjuntos de Louis Vuitton eran una constante, mientras que un Patek Philippe de 50.000 dólares fue otra de sus grandes inversiones. Por lo demás, su estilo de vida no había cambiado mucho.

Terpin, tras tirar del hilo de la cuenta bancaria, llevó a cabo la correspondiente interposición de la demanda. Habían pasado 2 años y, tras reunir pruebas, denunció al joven. Tras la celebración del juicio, Pinsky se declaró culpable, siendo condenado al pago de 562 bitcoins, el reloj Patek y algo menos de 100.000 dólares de dinero en efectivo. Y te preguntarás, ¿qué ocurrió en dicho plazo de tiempo entre el robo y la condena?

Un día, su familia escuchó ruidos y comprobó cómo se estaba produciendo un asalto en su casa. Él había contemplado esta posibilidad, por lo que tenía escondida una escopeta. Tras dar con un par de atracadores, los encañonó, permitiéndoles huir sin haber apretado el gatillo. Este constante sentimiento de indefensión e inseguridad no compensaba la tenencia del dinero, ya que sabía que alguien había mandado a dichas personas para cometer el asalto.

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